DIARIO DE ANA FRANK

Reseña escrita por: L.C.P. Sandra Anaheli Cuevas Cortés


  • Recomiendo esta obra, debido a que la encuentro muy acorde al encierro que estamos viviendo la mayoría de la población, durante esta época de pandemia, considero que el Diario de Ana Frank es una lectura muy sencilla y al mismo tiempo que enriquece a su lector en el aspecto cultural y personal, todo esto a través de la redacción de una chica adolescente, además de ser uno de los libros más leídos mundialmente.

    Entrando un poco en materia, durante la invasión nazi en Holanda, esta niña judía nos comparte sus vivencias a lo largo de más de dos años, que experimenta dentro de un espacio tan pequeño ubicado en Ámsterdam, rodeada de su familia y otras personas más, los últimos unos perfectos desconocidos para ella; sin embargo, nos logramos imaginar a sus acompañantes perfectamente, a través de una redacción muy detallada, la cual nos muestra con claridad esos momentos de temor, incertidumbre y angustia, quizá sentimientos con los que podemos volvernos muy empáticos, debido a las circunstancias.

    Ana inicia su relato, justo dos días después de la fecha de su cumpleaños número trece, conversando con Kitty, su querido y maravilloso Diario, regalo que para ella sobresale de todos los obsequios que recibió aquel día, y que sin duda, muchos agradecemos. Una frase muy esperanzadora que le dedica, a quien se volverá su confidente a partir de ese momento es:

    “Espero contártelo todo como hasta ahora no he podido hacerlo con nadie; espero también, en que serás para mí un gran sostén”.

    Durante sus primeros relatos logramos ver como era su vida normal antes de resguardarse de la Gestapo y ponerse a salvo a pesar de las consecuencias que pudieran resultar de esa decisión. En esos primeros relatos, conocemos un poco de su cotidianidad, nos habla de sus compañeros de clase, familiares, e incluso de la cultura de los judíos, ¿quién diría? que irónicamente Ana pudo ver con tanto detalle, esos aspectos que de repente no toman relevancia inmersos en lo consuetudinario de nuestros días.

    Podemos claramente comprender la incertidumbre que vive esta pequeña cuando su vida cambia radicalmente de un momento a otro, con un nuevo hogar, en condiciones totalmente diferentes a las que conocía; conforme pasan los días, la convivencia se vuelve sosa, e incluso deja de escribir durante casi un mes, apelando a que “no había mucho de qué hablar”, mostrando incluso en esos momentos, esa madurez que caracteriza a Ana Frank. Así pasan casi dos largos años y esta adolescente ha crecido también, comparte con nosotros su primer amor: Peter, uno de los que vive con ella en el escondite y al que no puede quitarse, inexplicablemente de la mente de la noche a la mañana, ese primer amor que nos roba un suspiro al recordar nuestras propias vivencias.

    La pequeña Ana tiene un talento nato de escritora, nos transmite su alegría, su ternura, e incluso esa desesperación que vive cuando se encuentra con una vida truncada en muchos aspectos, pues no es fácil estar por tanto tiempo en medio de la escases e incomodidad que debieron experimentar, este grupo de personas que sin duda, lo que buscaba era sobrevivir, por supuesto que existieron discusiones y diferencias pero también nos deja ver esos momentos de alegría y solidaridad entre ellos.

    Personalmente, considero que el Diario de Ana Frank es ideal para todas las edades, y debemos aprovechar este tiempo para explorar el mundo maravilloso de la lectura, no les prometo un final feliz, como los cuentos de hadas, pero sí, una lectura que les aportará en muchos aspectos.