Artículo publicado en la revista Fútbol Total
Los últimos meses, la población mundial ha transitado por la crisis sanitaria más cruel que se recuerde, a la que seguirá otra con efectos más devastadores: la económica.
La pandemia ha mostrado lo frágil del mundo, las supuestas prioridades, abrirán paso a lo realmente importante, a lo que normalmente dejamos de lado por atender otros temas.
Salud, familia, alimentación y subsistencia, son tema central de sobremesas, redes sociales y conversaciones, por lo que el deporte, fútbol incluido, perdió un lugar preponderante en la vida.
Jorge Valdano acuño la frase “el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”, reconociendo la pasión que ocasionalmente despierta a niveles de fanatismo.
SI LOS FUTBOLISTAS NO SE
SOLIDARIZAN CON SUS EQUIPOS,
EL TRÁNSITO A LA VIDA NORMAL,
A LA REANUDACIÓN DE LAS LIGAS
SERÁ MUCHO MÁS COMPLEJO.
Apuestas insólitas, riñas entre pares, viajes a partidos y mundiales a costa del patrimonio, divorcios y rupturas familiares, son parte del folclore futbolístico y ejemplos que nos hacen dudar de su clasificación entre las cosas de menos jerarquía, sin contar, claro, el caso de excepción actual.
Este deporte es reflejo de la sociedad y han vinculado eternamente su destino.
Por ello, la paralización de la economía tiene efectos en las unidades económicas de todos los países, incluidas las vinculadas al balompié.
En México, las empresas cerraron o disminuyeron sus operaciones, con una reducción de ingresos a niveles impensables, sin que costos y gastos lo hagan en esa misma proporción. En el mundo, ocurre una situación equivalente, lo cual impacta en los espectáculos públicos.
Las muestras de solidaridad de algunos futbolistas – el caso más representativo y temprano el del Barcelona (lo escribe un madridista) – son ejemplo de sensibilidad para que otros clubes comprendan que no se trata de intereses individuales, sino de acciones colectivas para la supervivencia de equipos y de ligas completas, que dependen de ingresos que no existen.
Si los futbolistas – trabajadores – no se solidarizan con sus equipos – empresas -, el tránsito a la vida normal, a la reanudación de las ligas – actividades – será mucho más complejo y quizá, inviable.
Es posible que en la actualidad, el fútbol tenga varios lugares debajo de la lista de prioridades que postulaba Valdano. Los acuerdos entre equipos y jugadores, fortalecerán las relaciones y mejorarán las condiciones post pandemia, devolviendo al deporte, el lugar que debe ocupar.
La inactividad produce pérdidas de miles de millones de dólares alrededor del planeta, por ello la solución al mundo del fútbol, puede ser un ejemplo que guíe a la sociedad. Así sea.
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